Los vendedores de productos o servicios que se denominan ´´ambulantes``,
por ir de un lugar a otro, pero aquí parecen semi permanentes. En este parque
ellos son poseedores de un sitio otorgado por la alcaldía de la ciudad.
Los vendedores expertos en bricolaje, han adaptado desde
coches de bebe hasta carretas en madera con llantas de motocicleta. Con timones o manubrios metálicos o de pvc.
Algunos cargan un paisaje sonoro representado en pitos, cornetas, grabaciones
musicales y con megáfonos anuncian su producto, sus voces se tornan en dejes y rimas cantadas.
Actualmente se da una
polémica entre los vendedores ´´ambulantes``, unos tienen permiso de la
alcaldía para usufructuar el espacio público, y por el cual deben pagar. La
otra posición es la de los vendedores que no consiguen pagar por ese derecho y
son sacados constantemente de los lugares ocupados por las entidades oficiales
y la fuerza pública. ¿Entonces no es un delito la invasión del espacio público
si se está pagando por ocuparlo?
Como sujetos pertenecientes a un estado social de derecho
tenemos entendido que: el espacio público es un patrimonio común y estamos en
la obligación de cuidarlo y de respetarlo.
Ahora jugaremos a vender el maíz dorado con el cual la gente
alimenta a las palomas.
Niños en el parque de los Libertadores vendiendo maíz para las palomas. Algunos venden el paquete en cuatrocientos y quinientos pesos.
Los arboles continúan agotados por el tiempo y el cemento, pero
siguen abrazando bajo sus sombras a los agitados vendedores.
Vista general
del parque de los libertadores. Los vendedores están alineados todos tienen
sombrillas de color azul o de colores que los resguardan del brillante sol.
Dejaste de ser el hogar de paso de las aves viajeras. Ahora
reposan en ti, las inertes guacamayas coloridas de las artesanías del Guainía.
Guacamayas en balso pintado, artesanía del Guainía. Algunas
personas traen artesanías de otras regiones
que ofrecen en el centro de la
ciudad a foráneos y lugareños.
Con las pompas de agua y jabón se va un fragmento de mi
ilusión.
La vistosidad de los diferentes colores de los frascos plásticos, así como las pompas de jabón que viajan con el viento atraen a los niños que transitan por el lugar.
Todo llega y todo pasa, pero aún me asombra la vida que veo y
siento en mi cotidianidad.
La sonrisa de esta vendedora de jugo de naranja muestra la alegría en su trabajo. Tiene un radio con música que la acompaña en sus jornadas laborales.
Los dorados mangos son mi dulce fortuna del día.
Los mangos maduros y verdes, provocativos por sus colores, los podemos acompañar con pimienta, sal y limón.
La copa de nieve bañada con el almíbar de los frutos rojos es
la magia del sabor que mitiga la sed del caminante.
Un raspado con extracto de fruta natural, ideal
para calmar la sed y bajar la temperatura de estas tardes veraneras.
Vasta una mirada para reconocernos y verme en los espejos de
tus ojos.
Vendedor de dulces, cigarrillos, galletas, chicles y tinto. Muchos descansan un momento de las agitaciones de las vueltas de centro.
Sobre las palmas el cielo, sobre mi caballo yo, y sobre yo mi
sombrero.
Una foto de recuerdo para los niños, montados en un pequeño caballo y con sombrero, a lo llanero.
Bajo las sombrillas de colores podemos encontrar vendedores de galguerías y bebidas refrescantes para acompañar.
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